lunes, 17 de enero de 2011

SUS OJOS NEGROS DE ALMA SE CERRARON (cap. 4º)

Si no es esto que no sea nada. Me detuve a pensar el porqué de tan extrema frase. Pero en fin no lo comprendí y al rato tampoco recordaba el haberla pronunciado.
Me dolía el estómago, no era el hambre ni el hígado, canalla resultó el disgusto, al rato se me pasó. Pero esto tampoco me releva a nada. Paso a paso conseguí conocerla. Sus formas humanas y sus desdichadamente formas aun más humanas. Descubrí sus más chabacanas estrategias dentro del baño. Mi negrita hermosa pasaba horas boludeando con el bidet. Se sentaba lo mas chota a leer algún magazín que ni corresponde nombrar (revista Gente) y posaba la cachorla apuntando enterita a la duchita saltarina del bidé. El chorro ardiente la alejaba de un mundo futuramente asexual, menopausico, enlutado en todos sus contrastes. Pero el hecho es que la pasaba muy ella-feliz. Ella muy oronda con sus secretos postizos. Era una reina en todo su esplendor, pero sus valores mas extremos se podían anunciar solamente en la semioscuridad de una  noche veraniega, con las cortinas corridas y vista enmarcada en el balconcito transpiroso, adoraba mirar el silencio de la noctámbula ciudad. De verdad que se veía eternamente con la espalda mirando hacia el cuarto y el culito bien levantado, como si ella detuviera el mundo en puntas de pies, descalza, morocha de seda y barniz claro. Adorable, seguro que pensaría en colores riquísimos en calidez. Seguro que habitaban en su sangre algún genoma de antepasados esclavos. La temperatura me regocijaba enteramente. Yo en un silloncito destinado generalmente a aguantar el peso de las revistas semanales, ahora se virtuaba para que yo me arremangue la camisa y tome un rico aperitivo de hiervas del Cuyo (un terma), mientras y en silencio, la mas regalona de las escenas se aglomeraba adelante. Cuantas cosas que me terminan de adormecer, me hacen entrar en un ritmo cardiaco lento. Misterios.

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