lunes, 17 de enero de 2011

SUS OJOS NEGROS DE ALMA SE CERRARON (cap. 5º)


Bueno esquivando las cosas no se llega aquí. Supongamos un día de semana, supongamos por decir un martes, un martes soleado. Eso supongamos, un mediodía Martes caluroso, con humedad. Puedo decir que nos situamos hace quince años pero cuatro antes porque la conocí durante cuatro años. Hasta un día de calor. Erasmo decía que la locura es el amor y el amor es popular y lo que es de todos no es de nadie al fin. Yo pienso que se podría ir a la reconcha de su vida.
Sala de primeros auxilios Juana de América. Olor a yodo supongo con otros aromas dignos de olvidar, aserrín con kerosene, ruidoso silencio. Se me va el espíritu en seco. No importa las razones, la cuestión es que el papel se arruga con la humedad y está lleno de reflejos de camillas metálicas que sacaron a ventilar. No importa. Es como si caminara descalzo. Surco los pasillitos como un PacMan drogado, sin limites, esquivando las cosas no se llega aquí. Por ahí yo todo nervioso, miro el piso del pasillo, es que me había detenido, un poco mas allá la puertita inviolable hasta que salga el responsable de dar el parte. No puedo esperar, las manos chorrean.
Llega el parte medico, ni lo leo.
La miro a la enfermera, me habla pero mi cerebro está en mute. Me muestra una planilla con la autorización para donar no sé qué.
No lo sé, ni me esmero en saber, no se quién. Por fin lo digo: por mi si querés tirale todo a los perros, pero lo púrpura del corazón envolvemelo en papel de diario si podés y traemelo. Todo me resulta confuso. Claro que lloro bastante, es algo genial como cuando cogíamos. Yo no explico. Solo agoto los recursos, digo, me digo te digo: pasó un angelito sabes amor, y lo maté para traértelo en esta caja mas bien pequeña. Por más que lo tomes de las alas ya no respira. Podría su cara ser horrible pero es hermosa, esta muerta. Deseo que mi cabello crezca desprolijo, que me vende los ojos. Que se vuelva grasiento. Tengo un racimo de razones por las cuales enfermar y morir. Razones que no son pretexto, ya muy poco interesa, los párpados duelen: no puedo seguir llorando.

1 comentario:

  1. el malinvento va dejando huellitas por todo aquí... (me gusta esta estación en la que he parado)

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